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El significado, la evolución y la interpretación del concepto de vacío en la filosofía budista

En algún momento del desarrollo de las escuelas budistas surge una palabra que, si bien existía ya en los textos tradicionales, toma un lugar central. Este vocablo es sunyata, normalmente traducido como vacuidad o vacío, es el monje Nagarjuna quien se encarga de reinterpretarlo (Arnau, 2005a: 496).

Anteriormente se hablaba de la no existencia de un “yo” fijo, inmutable (al contrario de la idea tradicional cristiana que otorga un papel privilegiado al concepto del alma, que es naturalmente sustancial y permanente), pero después, con la aparición de nuevos sutras, comienza a narrarse lo que es el vacío. Entre estos testimonios escritos se halla un conjunto de textos denominados “la perfección de la sabiduría” o prajñaparamita, en su lengua original sánscrita. Estos tienen una extensión mayor a los demás, adquirieron importancia al introducir nuevas interpretaciones a viejos conceptos; fue en este contexto donde se ahonda detenidamente en torno a la idea de la vacuidad. Asociada a la noción previamente vista de la condicionalidad, sucesos interdependientes los unos de los otros, incapaces de existir por sí mismos sin ser afectados por las circunstancias externas y la insustancialidad, que afirman que nada es eterno, permanente y dotado de una esencia fija; la vacuidad como categoría filosófica reúne ambas cualidades para afirmar que, en última instancia, todo lo que proviene de condiciones está vacío (Sangharákshita, 2010: 15).

Artículo completo en: Tlamatini 1

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