El Mtro. José Alberto Hinojosa: vivir para amar el arte

Recuerden: cada día es una oportunidad para crecer y para tratar de ser mejores actores y personas.

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¿Qué materia imparte en la licenciatura de Artes Teatrales?

Me especializo en el área de cuerpo y movimiento, la cual involucra danza, acrobática circense y combate escénico relacionado con técnicas de esgrima y armas deportivas (florete, sable y espada ropera).

¿Qué lo motivó a dedicar su vida al arte?

Una coincidencia. Mi plan inicial era ingresar a la licenciatura en Artes Plásticas. Sin embargo, cuando pedí informes me enviaron a la Facultad de Humanidades, allí me dí cuenta que se trataba de la licenciatura en Arte Dramático, que así se llamaba durante mi época de estudiante. Entonces me entrevisté con el Mtro. Jorge Arredondo, quien coordinaba en ese entonces la licenciatura. Él me informó sobre el plan de estudios y me quedé. Dije: “Voy a probar un año”, pero no solo fue un año, ha sido toda una vida la que he dedicado al teatro.

Hablando de su preparación profesional, ¿se imagina laborando en algún otro ámbito fuera de las artes?

En realidad no, me concibo en el mundo del arte; pordría ser un artista plástico, un dibujante, un pintor, un trotamundos o un guitarrista de rock, aunque esto ya lo experimenté al interpretar a Chakas en el musical Hoy no me puedo levantar.

¿Cómo es el Mtro. Beto como docente?

Valoro mucho la disciplina de mis estudiantes. Mi carácter como profesor ha evolucionado con los años, esto se debe a que los conocimientos que imparto son prácticos. Al principio tenía corazón de pollo, pero ahora ya no. Considero que tengo una personalidad fuerte y regaño cuando es debido. Además, he aprendido a adaptar mis estrategias didácticas según las necesidades de cada grupo.

¿Cómo era en su época de estudiante?

Curiosamente se me complicaba analizar los textos. Creo que no era muy reflexivo y no tenía facilidad para la crítica. Tuve la fortuna de aprender de mis compañeros, por ejemplo, de Carlos Gayón, quien siempre ha tenido grandes cualidades analíticas. Eso sí, tenía aptitudes en otras áreas, era virtuoso para la danza o la gimnasia.

¿Cuál es el recuerdo que más atesora de la licenciatura?

Las magníficas clases que impartían el Mtro. Raúl Zermeño, el Mtro. Esvón Gamaliel y el Mtro. Alberto Salgado. Ellos eran estrictos al enseñar: aprendimos a vara, a golpe y trancazo; el objetivo no solo era adquirir conocimientos, sino fomentar la disciplina. Pienso que ahora los jóvenes no aguantarían el ritmo y la metodología que teníamos en esas épocas. Valoro y admiro a quienes fueron mis maestros. Nosotros decíamos: “Algún día quiero ser reconocido nacional e internacionalmente como ellos”.

Además,recuerdo especialmente dos anécdotas. La primera, en el año 2002, no contábamos con la infraestructura adecuada para los ensayos en la Facultad, entonces, decidimos llevar nuestras clases enfrente de la Dirección. Fuimos con colchonetas y todo. Así conseguimos que el director observara la situación por la que estábamos pasando.

La segunda, fue un performance que presentamos en la Plaza de los Mártires con el Mtro. Adalberto, esto con el fin de manifestar nuestra oposición a los tentativos ataques de Estados Unidos contra Irak. Era un movimiento pacifista y crítico.

¿Qué le gusta al Mtro. Beto?

Me encanta ver el mundo desde la perspectiva de un niño, por eso me apasiona la actuación. Además, disfruto mi papel como docente, pero lo que más adoro en esta vida es jugar con mi hija.

¿Qué es lo mejor de hacer teatro?

Que me pagan por divertirme, por bailar, por interpretar personajes y salir a escena. Me encanta ponerme diversos vestuarios y provocar un sinfín de reacciones en el público: verlos reír, llorar o enojarse con las cosas que hago o digo en los escenarios.

Si tuviera la oportunidad de volver al pasado y conocer a una personalidad del mundo artístico, ¿a quién elegiría y por qué?

Definitivamente,tendría que ser Alejandro Jodorowsky, Rudolf Nureyev o Konstantín Stanislavski. Me gustaría preguntarles por qué quisieron dedicarse a un arte que no fue productivo en el siglo XX y cuál fue su motivación para incursionar y experimentar en este ámbito humano tan ingrato.

¿Tiene algún objeto que considere su amuleto?

Primordialmente, mi cuerpo. Pero, en el teatro, mi amuleto es el escenario. Tengo la costumbre de pedirle permiso mediante una oración antes de salir a escena. Si no lo hago siento que invado un espacio que no es mío, que no me pertenece. Además, leo mi texto completamente antes de encarnar un personaje y abrazo a mis compañeros para que se junten nuestros corazones. Esto me permite dar gracias a la vida por compartir con ellos mi energía y el escenario una vez más.

En lo personal y en lo laboral, ¿cuál ha sido su mayor reto hasta ahora?

Conjuntar las actividades que realizo actualmente; elser padre, coordinador de la licenciatura y artista. Todos estos roles exigen mucho y a veces es difícil cohesionarlos.

Si la vida fuera una obra de teatro, ¿qué personaje sería?

Definitivamente el personaje principal de una obra escrita por un autor reconocido.

¿Cuál es su mayor temor?

Le temo al olvido y al fracaso. Con mis estudiantes mi intención es dejar un eco en los jóvenes y me aterra que los conocimientos que les comparto sean olvidados.

Si tuviera la oportunidad de tener un superpoder ¿cuál sería?

Pacificar el mundo. Mi mayor deseo es que se acabe la violencia. Sin embargo, creo que poseo dos superpoderes la palabra y el movimiento.

Si pudiera definir el arte en una palabra ¿cuál sería?

Sin lugar a dudas la palabra sería transformación.

¿Qué consejo les daría a sus alumnos?

Que siempre sean disciplinados. Un actor que valora y practica esta cualidad será más requerido en el ámbito laboral que uno virtuoso o uno talentoso. Por ello nunca dejen de estudiar y ejercitarse. Recuerden: cada día es una oportunidad para crecer y para tratar de ser mejores actores y personas.