Potrohumanistas por el mundo

Un joven filósofo mexicano en Argentina

Estoy enormemente agradecido con todas las personas involucradas en mi estadía. Una parte de mi corazón se quedó en Argentina.

Axel Gómez Sánchez

Relatar mi experiencia de vida en Argentina es doloroso y placentero, según el punto de vista del lector. Uno nunca está totalmente preparado para vivir una experiencia de tal magnitud, ya que la incertidumbre al llegar a un lugar desconocido está presente. Así discurrió mi arribo a la capital de la provincia de San Juan, Argentina, donde habité por 150 días.

El hospedaje fue un golpe de realidad. Llegué al hotel Cerro Blanco, allí aprendí a apreciar el espacio personal y la privacidad, pero también, el valor de ser compartido. Durante toda mi estadía cohabité con un chico mexicano originario de Chiapas, historiador, por cierto. Sin embargo, en el hotel, específicamente la habitación número siete se volvió mi hogar con el pasar de los días. Naturalmente le guardo cariño y aprecio a dicho lugar.

¿Y la comida?, se preguntará el lector. Siendo mexicanos, ¿cuánto tiempo tolerarías no comer tacos, pozole, huaraches, pambazos, quesadillas, tostadas, chilaquiles, mole o cualquier comida típica mexicana (Patrimonio Inmaterial de la Humanidad). Cualquier mexicano que haya pasado una etapa en otro país me comprenderá: fue terrible. Aun así, las empanadas, el asado de tira, el Putruele tardío de abril, el malbec, el fernet, las medias lunas, los sándwiches de pan de miga, la chocolatada, el submarino, el té de rosa mosqueta, la milanesa a la napolitana, la suprema a caballo y el filete de merluza son una verdadera delicia. 

En cuanto a los paisajes, no voy a mentirles, comenzar los días con una vista de la imponente e imperturbable precordillera de los Andes en el horizonte y los viñedos sanjuaninos acariciados por los primeros rayos de luz, era una maravilla.

En la cuestión académica, la Universidad Nacional de San Juan me sorprendió en al menos dos sentidos; por un lado, es sencilla estructural y tecnológicamente; por otro lado, mis profesores (un investigador del CONICET y la directora de la Asociación Internacional de Estudios Interdisciplinarios sobre el Fenómeno Religioso), personal administrativo, de intendencia y servicios escolares son sobresalientes. Mis compañeros venían de diferentes áreas: un licenciado en bioquímica, un trabajador del ministerio de educación, un médico, una ama de casa, un técnico en mantenimiento y una profesora de ballet clásico, el resto de nosotros estaba cursando su primera licenciatura. Esto me hizo comprender que la educación de calidad a veces no depende de las condiciones materiales, sino de la entrega, el compromiso, el carácter y la disciplina. Son cualidades que hacen de una comunidad universitaria un lugar de calidad y de excelencia.

Con Francisco Cerdara, compañero de clase y con la Dra. Patricia Ciner

Una de las experiencias que puede proveerte la movilidad internacional es forjar amistades. De ellas recuerdo a Yasmín, profesora de ballet, bailarina y solista. Ella fue la persona que más me ayudó en la estancia, desde lo académico hasta lo personal, me orientó en las evaluaciones, me recomendó lugares que debía conocer y otros que no, también me sugirió platillos típicos que debía probar. Compartimos charlas significativas, aunque teníamos diferentes personalidades y edades. Le estoy eternamente agradecido por todo lo que me enseñó.

La oferta cultural es enorme, pues disfruté de: obras de teatro, presentaciones de baile, proyecciones de cine. Hay lugares extraordinarios en la ciudad como el Teatro del Bicentenario, La Madeleine, el Club Sirio Libanés, el Club Español, el Club Social, el Parque Provincial Ischigualasto, el dique Punta Negra, el dique Úllum. Por si fuera poco, tuve la suerte de presenciar un eclipse total de sol.

Estoy enormemente agradecido con todas las personas involucradas en mi estadía. Una parte de mi corazón se quedó en Argentina. Agradezco a la universidad las facilidades que me brindó para tener esta experiencia que no puedo explicar en su totalidad. 

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